14 septiembre 2007

METAMORFOSIS CHAMANICA

El cuento graficado a lo comic....






(El Texto solo...)
Después de Caminar largamente y en silencio llegamos a la montaña elegida... al pie de la misma, Achimtaya rompió el silencio: "...Es tiempo, el recorrido de tu camino recién empieza y todavía hay mucho que andar, aprende lo que necesitas que te están esperando", luego, el anciano chamán dejó salir, como murmurando, otros indecifrables sonidos de su boca... levantó su mano, yo me arrodillé y el posó la mano sobre mi cabeza...
En los veinte años de caminar con él había aprendido mucho y visto más de lo que a un simple mortal se le permite ver, pero ese último toque había sido único... en pocos segundos recordé todas sus enseñanzas y vivencias, como si estuvieran en el mismo presente... Y como otras veces... cuando llevanté mi vista el anciano ya era parte del viento...
Al pié mi montaña (mi apu), cerré mis ojos y esperé su llamado. Cuando sentí su permiso me subí a ella para detenerme en el borde del precipicio más profundo. Solté mis prendas, respiré lento como para contener el viento y profundo como para oler mi sangre y la médula de mis huesos. Contemplé mi interior y todas sus potencias, a la vez que iba asintiendo que estoy en sincronía con el corazón de la tierra, del aire y la naturaleza toda. Y me aseguré que esta verdad así sea...
Fue en ese momento donde empezó a gestarse el deseo de ver los verdes nunca vistos, de descubrir cada hilo de agua inexplorado, y presenciar todos mis inéditos futuros desde las alturas. Para ello, extendí mis brazos y abracé simbólicamente al sol, solté el aire y me lanzé al vacío para confundirme en veloz mimetización con el aire. Mis brazos, tomaron una fuerza increíble, se estiraron y se emplumaron. Mi cuerpo se volvió aerodinánico. Mi cabeza se concentró en un rojo infinito. Mis piernas se encojieron y mis pies se hicieron garras. Entonces, fui casi una gran flecha con un luminoso collar deteniendo la vertiginosa caída... Empecé a flotar en la mitad de la cordillera andina, venciendo las leyes de la física... Finalmente me sentí coronado como el cóndor rey de los aires...
Volé por horas, mi tiempo fue el todo, mi vuelo fue la paz, y la vivencia plena. Todo ello, me hizo subir a otras alturas de la conciencia, y encontré los nidos restauradores y dadores de vida, descubrí los reparadores del sueño, comprendí las milagrosas medicinas que lo sanan todo.
Y me elevé más y, encontré con los ojos de  trascender lo cotidiano, un templo de luz, (... o una de las puertas de Shambala, o de la Jerusalén Celestial, o del Olimpo, o de los Campos Eliseos,  o del Valhala o cada uno de las moradas eternas de mi único Dios. Donde sólo a Él me dejaré volver.

Esta es parte de una historia que algún día les contaré...

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