Con la certeza de saber
que siendo una parte del Uno ya soy el UNO,
me detengo en el punto donde más puedo abarcar,
y pregunto por mis próximos destinos,
demandando respuestas, a los cuatro vientos...
Desde el Sur... dónde mi cuerpo se sostiene en la vida,
se levantan ráfagas al son de mis latidos.
Desde mi Oriente donde moran mis emociones,
brotan huracanes con la suficiente fuerza
como para derribarme y tirarme
al barro cada tanto...
Fenómeno que veo enfrentarse casi a diario
con el ciclón de mi Oeste donde duermen
los efluvios mentales de mi razón...
(Sé que esas brisas, después de andar malherido
por esas luchas, muchas veces, me saben levantar.)
Pero mucho más importante es el instante
cuando se manifesta mi Septentrión revelador,
trayendo el fogoso soplo del Espíritu
que sostiene mis latidos,
que vacía mi mente y corrige mis emociones...
Se concilian en intuición, entran en sintonía,
se amansan y se vuelven céfiros
con el propósito de hacerme trascender al Yo Total.
Entonces alineadas mis potencias,
viajo a los tiempos de la hermosura,
conquista, victoria e inspiración.
En esa plenitud veo surgir las respuestas,
todas las respuestas y son tantas
que a la luz de mi ser íntegro,
se convierten en una sola...
Y yo las bautizo con el nombre de mi Verdad.
24 octubre 2007
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